RECUPERACION DE RAZAS AUTOCTONAS
La utilización de razas autóctonas ganaderas en La Palma, tan común en otros tiempos, se ve relegada a ser sólo un complemento de la economía rural, casi a ser un hobby.
La excepción la constituye la cabra palmera, excelente productora de leche, que no se encuentra en peligro de extinción y cuyo queso se protege con la Denominación de Origen Queso Palmero.
El resto de las especies precisa de programas de conservación que garanticen su supervivencia: se trata de animales únicos, que constituyen nuestro patrimonio genético y que al adaptarse mejor que otras razas a nuestro medio, pueden ser básicas en el desarrollo de la ganadería ecológica. Además, sus productos podrían asociarse a marcas de calidad, al ser reconocidos por sí mismos, como en el caso de la carne de cerdo negro.
Todo ello justifica el desarrollo de acciones, en las que la Granja Experimental del Cabildo Insular de La Palma participa activamente, para su preservación en nuestra isla y para que puedan expandirse al mismo tiempo que otras razas más productivas.
GRANJA EXPERIMENTAL DEL CABILDO INSULAR DE LA PALMA
La Granja Experimental del Cabildo Insular de La Palma se crea hace varias décadas con la intención de ser un centro donde pudieran recuperarse todas aquellas razas ganaderas autóctonas, propias de la isla de La Palma, que se encontrasen en peligro de extinción. Este trabajo se inició en su momento con ejemplares de Vaca Palmera y desde entonces hasta ahora, se han ido incorporando otros de: Oveja Palmera, Cerdo Negro Canario, Gallinas y machos de Cabra Palmera (estos últimos a raíz de un convenio con el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias)
Con el paso del tiempo, la multiplicación de estos ejemplares para su cesión a nuevos ganaderos y el servicio de cubriciones con los machos de vacuno y porcino (en la propia granja), ovino, y caprino (en régimen de préstamo) siguen siendo las actividades fundamentales que se llevan a cabo en este centro, pero se complementan con otras que pueden ser de gran interés y que más adelante se irán detallando.
Las instalaciones de esta granja se ubican en Los Guanches, en el municipio de Garafía (comarca Noroeste de la isla), que consta de varias naves que ocupan sólo una parte de los terrenos de la finca, ya que el resto se distribuye entre:
– zonas de cultivo de forrajeras de uso ganadero (maíz, col forrajera, remolacha, alfalfa,..)
– zonas de pasto para el ganado vacuno y ovino (fundamentalmente herbáceas)
– zonas donde se han plantado variedades de frutales tradicionales en estudio (en colaboración con el Centro de Agrodiversidad del Cabildo de La Palma)
– plantaciones de tagasastes bordeando las distintas franjas de terreno
– y una pequeña planta de compostaje (en la que se aprovecha el estiércol, que de otro modo sería un residuo difícil de eliminar, para producir un abono de gran calidad)
Las distintas construcciones se dedican fundamentalmente al ganado, además de los almacenes para maquinaria y utillaje. En las mismas se mantienen los ejemplares destinados a la reproducción, para las cesiones de reproductoras a los ganaderos, pero también otros destinados a estudio:
– los corderos de raza palmera son pesados, para observar su curva de crecimiento, formando parte del control que realiza la Asociación de criadores de Oveja Palmera
– el Centro de Testaje de Vaca Palmera ha mantenido 8 terneros en estación, sometidos a pesaje y medición semanal, obteniendo así registro de rendimientos fundamental para el programa de selección de la raza (colaboración con Asociación de Criadores de Vaca Palmera y la Universidad de Las Palmas)
La recuperación de estas dos razas en los últimos años ha permitido arrancar estos dos proyectos, y se pretende poder hacer lo propio con el Cerdo Negro Canario: raza muy conocida en todas las islas que, aunque ha visto un ligero aumento en su número de cabezas, sufre también de una elevada consanguinidad. Por todo ello, los trabajos que se llevan a cabo para su multiplicación son fundamentales, así como los intercambios de reproductores y la colaboración con Cabildos de otras islas para su protección.
MALVASÍA DULCE
Para encontrar las primeras referencias de este vino legendario, tenemos que remontarnos a finales del siglo XV, con la llegada de los primeros colonizadores europeos del Archipiélago. Entre las muchas cepas importadas, vinieron algunos ejemplares de esta antiquísima variedad mediterránea.
Apenas doscientos años después de su llegada, la extraordinaria calidad del malvasía canario ya era bien conocida en las cortes europeas. Por las islas pasaba en aquel entonces una de las rutas de navegación más transitadas del mundo, lo que favoreció a la vez su distribución y su fama. Innumerables personajes famosos a lo largo de la historia han dado testimonio de que el vino de Malvasía es un vino de calidad. Escritores de la talla de Shakespeare o Lord Bayron hablaron de los vinos canarios como uno de los néctares preferidos por los dioses.
En nuestros días, zonas volcánicas como la de Fuencaliente y Hoyo de Mazo, son las que más espacio dedican al cultivo de este varietal en la isla.
EXQUISITA TRADICIÓN
La isla de La Palma es propicia para el cultivo de la vid, dando así vinos tan peculiares como éste, una uva que solo se produce en dos zonas muy concretas y reducidas de la isla; la zona de los Llanos Negros en Fuencaliente y la de Hoyo de Mazo.
LA PLANTA:
Las últimas investigaciones sugieren que en Canarias hay dos variedades distintas de esta cepa. La variedad de La Palma es, al tiempo que la más antigua, la que conserva una relación genética más estrecha con sus antepasados griegos. Las cepas de malvasía son extraordinariamente longevas y se obtiene un vino dulce único en el mundo y de reconocido nivel internacional.
EL CULTIVO:
Su viticultura es compleja, pero eficaz y brillante. Los últimos reductos de las parras originales se encuentran a 300 y 500 metros sobre el nivel del mar, y se cultivan unas 10 hectáreas de Malvasía de más de 60 años en la isla. Su conducción es rastrera, con podas de más de 7 yemas y pocos uveros, ocupando cada parra muchos metros cuadrados sobre unos suelos de lapillo (cenizas volcánicas).
LA RECOLECCION:
La uva se corta cuando está sobremadurada, se deja madurar en la cepa hasta que la misma encuentre el grado óptimo de madurez, combinando la moderna tecnología con las formas tradicionales de elaboración.
Los Malvasías de La Palma, son vinos que según la legislación se denominan “Vinos naturalmente dulces” que por proceder de uvas con una gran concentración de azúcares naturales, producen mostos de hasta 272 gr/litro de azúcar, fermentan parcialmente, parándose la fermentación de forma natural y quedando un contenido de azúcar residual en los vinos que debe superar los 45 gr. por litro. En el caso del Malvasía dulce de La Palma la graduación alcohólica adquirida mínima debe ser del 13% en VOL, pudiendo llegar en algunos casos hasta los 22% en VOL. Se trata pues de vinos elaborados de forma natural, sin adición de levaduras foráneas, alcohol etílico o mostos concentrados.
Aromático y exuberante, el malvasía es probablemente el más emblemático de los vinos embotellados en La Palma.
RECONOCIMIENTOS OBTENIDOS:
Han obtenido un Bacchus de Oro en el 96, una medalla de Oro en un concurso celebrado en Liubiana; cinco medallas de plata obtenidas en concurso celebrados en Oporto, en Paris en el 99, en Praga, en Argentina y en Liubiana en el año 2002 y una medalla de Bronce en Bruselas; un primer, un segundo y un tercer premio en La Feria de La Alimentación de Tenerife en el año 2000 y un Diploma de Honor en Montreal en el 99.
RUTA DEL MALVASIA DE LA PALMA:
Actualmente, este tesoro enológico exclusivo de nuestra isla lo elaboran ocho de las dieciséis bodegas acogidas a la Denominación de Origen.
Así se forja la leyenda de un tesoro enológico exclusivo de nuestra isla.