En cualquier reunión, jornadas, consejo de participación, etc. en que se aborde los temas relacionados con las personas con movilidad reducida o con discapacidad y las medidas que se deben poner en marcha, surge el tema de las barreras arquitectónicas y urbanísticas, olvidándonos de las del transporte, de la comunicación y otras más sutiles e invisibles, pero que nos afectan tanto o más que las anteriores. Por tanto, éstas son las que hay que remover, porque afectan a estructuras más profundas de nuestro ser, de las que de alguna manera evitamos hablar. Y recurrimos a las barreras arquitectónicas como para eludir, y no profundizar en los verdaderos problemas de las personas con movilidad reducida, es como hablar del tiempo como tema de conversación.
Todas las Leyes que se han promulgado, a lo largo de los 30 años sobre las personas con discapacidad, tienen un denominador común: “sus sistemáticos incumplimientos”. Y no entramos a valorar si son técnicamente buenas o malas, pero si éstas no están asumidas en las estructuras profundas de nuestro ser, se convierten en “Barreras de Papel”, por tanto proponemos, que impere el sentido común, que se manifiesta más espontáneo en nuestro hacer diario y evita cualquier discriminación favoreciendo la igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal, y acuñando estos términos posiblemente terminaremos con todas las barreras sutiles que mencionábamos.
A modo de ejemplo y sin Leyes de accesibilidad pero imperando el sentido común, encontramos normas no escritas, que de alguna manera regula el día a día del ciudadano. En algunas ciudades medievales el pasadizo tenía que estar a la altura que permitiera pasar a un caballero con su pica, en las zonas rurales, en serpentías y lugares de paso, se habla de poder pasar la bestia con su carga, el retranqueo al fabricar o construir tenía que ser lo suficientemente ancho para posibilitar dicho paso, también se tenían en cuenta las medidas de puertas para acceder los carruajes. Actualmente hay más regulación para la circulación y acceso de los vehículos que para las propias personas en sillas de ruedas. Por tanto la legislación si no está asumida y se expresa de forma natural, puede convertirse en “Barreras de Papel”.
Los políticos o mandatarios cuando les recriminamos el incumplimiento de lo legislado, argumentan que somos minorías, que no es un asunto de interés general…. Somos 3.500.000 de personas con movilidad reducida en España, y se nos dice que somos minoría. Pregunto, ¿Cuántas personas compondrán la llamada clase política? Hay unos 8.000 municipios en España, por tanto, por tanto ¿Llegarán a 1.000.000? Si fueran temas inherentes a estos, ¿hablaríamos de minorías?
A los pocos días de las elecciones municipales, se configuran los consistorios, se jura o promete, según las convicciones de cada cual, ante el Crucifijo, Biblia, Crucifijo, Constitución, Estatutos… y se dice “…por mi conciencia y honor, juro cumplir y hacer cumplir…”. Esta forma solemne también la firman los funcionarios y hasta la encuadernan y la cuelgan en sus despachos, pero las personas con discapacidad que vemos los sistemáticos incumplimientos de las Leyes que afectan a nuestras vidas decimos ¿Juran o perjuran? Y les recordamos que todos están obligados por juramento o promesa, a cumplir y hacer cumplir lo legislado.