Cuando comencé a dar charlas, sobre todo en los colegios e institutos, siempre pensé en cómo serían las más ideales, pues en mi época estudiantil si venían a darnos una charla eran un verdadero tostón, cómo así me parecían y las llamaba yo.
Por eso cuando comencé me dije que ni por un momento las haría como me las daban a mí, porque es muy complicado muchas veces según la edad de los chicos poder empatizar, algo muy importante en los chicos de hoy en día. Charlas basadas en un solo hilo conductor que es la discapacidad-accesibilidad, y son ellos los verdaderos chicos del futuro, de la futura sociedad que pondrá los puntos necesarios sobre las íes. Es por ello que a veces digo que muchas veces las charlas se deberían dar conjuntamente a padres e hijos, porque lo que se hace fuera de casa es lo que se vive en casa.
Cuando hablamos de accesibilidad tenemos que hacerlo diciendo que buscamos la accesibilidad universal, una accesibilidad para todo el mundo, con o sin discapacidad, personas mayores, mujeres con los carritos de bebés, señoras que van con el carrito de la compra. Aunque nos eliminen las barreras arquitectónicas, mucho más difíciles son de eliminar las barreras mentales, barreras que nos pone nuestra propia sociedad. No hay sensibilización, no hay empatía hacia los demás, todos vamos corriendo y pensando solo en lo nuestro, pero lo nuestro es de todos, por ello de nada sirven que nos pongan pasos de peatones a cota cero si llega un desalmado, porque no tiene otro nombre para mí aparcar sobre dicho paso de peatón diciéndonos como siempre que «sólo es un minuto», un minuto que muchas veces se convierte en una hora, un minuto para él que para nosotros significa un mundo. Significa perder la guagua, significa no llegar a tiempo al médico, significa no llegar a tiempo a entregar un papel, significa perder y todos debemos sumar y ganar porque de eso trata la vida.
Hay que pensar que cuando por ejemplo se hace una rampa bien hecha, el 90% de las personas, sea cual fuera, cogería la rampa antes que las escaleras y todo ello está comprobado. Es más fácil subir con un carrito de bebé o de la compra por la rampa y bajar por ella que por unas escaleras.
Y volvemos a lo mismo de siempre, no se lucha por y para la discapacidad, trabajamos por la accesibilidad universal, una accesibilidad para todos y de todos.
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