La Virgen de Guadalupe volvió a ‘aparecerse’ en la playa de la Cueva

Los vecinos de San Sebastián vuelven a teatralizar una de las leyendas más hermosas de la historia gomera

La escenificación de la aparición de la Virgen de Guadalupe volvió a congregar a una auténtica multitud en la playa de la Cueva en el que es, sin lugar a duda, uno de los actos de más sabor popular puesto que son muchos los vecinos de San Sebastián quienes participan en la misma dando lo mejor de sí para recordarnos, cinco siglos después, cómo recaló la pequeña talla mariana en la isla.

En esta ocasión contó con algunas novedades como el Himno a la Virgen de Guadalupe coreado por los cientos de espectadores al unísono y que dejó instantes memorables como el descubrimiento de la estrella dorada en la arena o la danza que parecía emerger de las aguas.

“Todo este espectáculo visual y sensorial es el resultado de muchos meses de trabajo en el que hemos contado con muchos vecinos del pueblo, pero quiero especialmente agradecer y poner el valor a los más jóvenes, alumnos de cuarto de la ESO, primero y segundo de Bachillerato del IES San Sebastián, pues han hecho una labor extraordinaria en esta función”, apuntó el director de la escenificación José Pedro Hernández.

Tal y como recuerda la leyenda, cuando una nave española pasaba frente a la costa de Puntallana en su ruta a América un centinela observó cómo unos resplandores provenían de este lugar. Avisada la tripulación, el capitán ordenó la detención de la embarcación y el traslado a tierra de algunos marineros que acompañasen. Al llegar al punto indicado, comprobaron como la misteriosa luz salía del interior de una cueva, próxima a la orilla, donde se encontraba la imagen de la Virgen con el niño en brazos. Impresionados, cayeron de rodillas y la veneraron.

La Virgen, a pesar del intento de trasladarla a la embarcación, quedó en su primitiva cueva. Los marineros se dirigieron a la Villa, donde anunciaron la noticia, que se propagó por todo el vecindario. Todos se dirigieron a Puntallana y veneraron la imagen, colocándola en un rústico y sencillo albergue que improvisaron.

Este espectáculo dramático-religioso se ha convertido en uno de los actos más emotivos de las últimas ediciones por su componente audiovisual y la participación desinteresada de vecinos y voluntarios, quienes durante meses han regalado su tiempo para dedicárselo al disfrute común de los cientos de gomeros congregados este domingo en la playa de la Cueva.

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