Fibromialgia

Soy Fibromiálgica y La Fatiga Crónica también  va de mi mano,  siento como se debilita mi cuerpo poco a poco. A veces tengo la sensación de cómo lentamente se va apagando la luz de la vida, y como por otro lado se aviva la luz interior.  La continua compañía indiscutible del dolor no sólo nos enferma sino que nos avejenta, pues los esfuerzos de resistencia que nuestros músculos, -cada vez más debilitados por la Fibromialgia- tienen que realizar para evitarnos gritar ante “las lanzadas” repentinas en los costados; “los pinchazos” en el abdomen y zona pélvica o “los fuertes calambres” en los  brazos y piernas. Los “tremendos zumbidos” de oídos; “la presión constante en la cabeza” y sus continuas “punzadas” por las migrañas; o la sensación de “dolor ardiente” cuando la sangre que fluye por nuestras venas se convierte en fuego. La humedad, enemiga clara de l@s fibromiálgic@s entra sin prejuicio alguno  avasallando  nuestro cuerpo y generando una sensación “tan sofocante y agobiante” físicamente como  “desagradable” estéticamente cuando en forma de sudor, soltamos toda la humedad que momentos antes entró sin permiso alguno, empapándonos de arriba  abajo, allí donde nos pille.

El dolor sube en decibelios con la actividad, el frío, el clima húmedo, la ansiedad y el estrés en múltiples áreas sensibles al dolor articular y muscular, en la parte posterior del cuello, los hombros, la zona lumbar, las caderas, las espinillas, los codos los hombros y las rodillas, pero no podemos estar gritando continuamente nuestro dolor, porque nos quedaríamos más sol@s de lo que estamos ahora. La Administración nos ignora y los familiares y amigos huyen de los llantos- ingresadas en el siquiátrico, ¡esta es otra!, y es que ellos, los siquiatras que entienden tanto de “AUTOESTIMA”, deberían tomar en consideración la nuestra y exponer a  sus colegas tanto en los Congresos, como en los demás eventos relacionados con el tema, que l@s fibromiálgic@s al igual que el resto de la humanidad tenemos derecho a ese sentido innato con el que nacemos de nuestra valía personal  y que se llama AUTOESTIMA, para que dejen de tirárnosla por tierra muchos de sus colegas de profesión, que no de especialidad, pero sí diferenciando mucho entre “La Administración”“La Medicina Particular”. Y sólo porque no han hecho los deberes, ya que desde hace más de 17 años que se diagnosticó en la OMS La Fibromiálgia, han preferido tratarnos de hipocondríacos con síntomas imaginarios, hasta el punto que nos lo hemos creído.

Mi nivel de Fibromialgia es severo, soy autónoma y tengo 52 años. Desde los veinte llevo un recorrido de médicos tan grande, que no entiendo como no me han incluido  en plantilla.  -aunque mi madre recuerda como ya de niña me quejaba de que me dolían las extremidades, y los costados, -se ha debido dar un golpe, no tiene importancia, una friegas de alcohol y nueva- siempre el mismo diagnóstico hasta una edad prudencial como para diagnosticarme artrosis empezando ahí mi devenir constante a los hospitales y centros de salud, y así poco a poco y cada vez más dolorida y torpe, llegué a creer con 46 años que había perdido la Fe y me había convertido en una hipocondríaca histérica, -a ver quien aguantaba con el dolor continuo las 24h. del día uno tras otro-  pero eran sólo imaginaciones según los médicos. Para entonces ya me acompañaba una “tremenda depresión ansiosa”,  con continuos ataques de pánico. Sólo sentía ganas de morir, pero mi alma aunque olvidada aún me enviaba mensajes de esperanza, por eso hace 6 años me busqué un siquiatra y le conté lo mismo que ahora os he contado a vosotr@s. Dos años después me diagnostican la enfermedad cuando el síndrome me dejó fuera de toda acción física y mental y la Seguridad Social me da la primera baja, paso dos tribunales médicos con todo un largo historial médico y me consideran –como a la mayoría de nosotr@s- capacitada para trabajar. Sigo de baja y mientras la Administración me paga una miseria por ser autónoma, he tenido que meter dos personas para que realicen el trabajo que yo desempeñaba, eso sí, sigo pagando también los Autónomos todos los meses

Después de 6 años de agonía en ese oscuro mundo de la mente en el que te sientes vencido, de nuevo empiezo a ver LA LUZ.

¡No!, no solo no me he curado de la Fibromiálgia, sino que voy más lenta y desde hace año y medio el bastón se ha hecho compañero asiduo de viaje, pero en  contrapartida he avanzado mucho en la lucha contra la depresión. Gracias a Nora, mi sicoterapeuta durante los últimos cinco años, a mis hijas con sus constantes consejos sobre la meditación y los masajes ayurvédicos, y por supuesto a mi fuerza de voluntad leyendo todo cuanto sobre auto-ayuda cae en mis manos para encontrar el equilibrio entre mi mente –atormentada-, mi espíritu –dejado de lado durante tiempo- y mi cuerpo dolorido y cada vez más incapacitado, PUEDO DECIR QUE YA HE SALIDO DEL POZO OSCURO QUE ME INDUCÍA CADA VEZ MÁS ABAJO, y aunque a veces las recaídas son  inevitables, los levantamientos son más rápidos.

Desde aquí quiero llamar la atención a vuestras conciencias compañer@s de viaje para que dejemos de silenciar nuestros gritos de dolor ante la injusticia o indiferencia sobre nuestra enfermedad y la problemática que nos plantea la Administración sobre la capacidad o incapacidad de trabajo. Solo nosotr@s sabemos verdaderamente lo que padecemos y hasta donde podemos producir, así que  hagamos que nuestros gritos sean unánimes y reivindiquemos nuestro derecho a una investigación y a una atención digna, a través de las páginas de esta revista. Ánimo a tod@s y seguimos juntos.

“La esencia de la autoestima es confiar en la propia mente y en saber que somos merecedores de la felicidad” (Nathaniel Branden, autor de Seis Pilares de la Autoestima)

 

S.A.J.

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