Hoy vamos a hacer un símil entre la ficción y la realidad de las personas con discapacidad y al final veremos que ocurre, como en las películas de suspense, o no…
Se dice que «el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra», pues yo no estoy de acuerdo, ya que cuando esa «piedra» es una persona con discapacidad, sea cual sea la discapacidad, podría estar tropezando toda la vida.
Vamos a poner por ejemplo una película, en la que el protagonista se presenta a diferentes casting para la elección de un papel y cada vez que se presenta y lo rechazan escucha la misma canción -lo siento, es muy bajo, lo siento es muy alto, lo siento lo buscaba rubio, lo siento lo buscaba moreno-, y así…
Pues lo mismo pasa con las personas con discapacidad a la hora de buscar trabajo, que siempre escuchan la misma canción: -lo siento, no sabía que estaba en silla de ruedas, lo siento, no pensaba que le faltaba un brazo, lo siento, no pensaba que fuera sordo, lo lamento no…-, y así podríamos continuar con infinidad de excusas que podría cansaros.
Pero al contrario que al protagonista de la película, al cual siempre le salen las cosas bien, a la persona con discapacidad, que es real, con una vida propia y que no sabe de ficción, el final siempre será una incógnita.
Así que basta ya de tanta incomprensión humana, pues muchas de estas personas con capacidades diferentes están bastante mejor preparadas que muchas otras personas de las llamadas «normales».
Dejemos que tengan su propia película -TRABAJO-, que sean el protagonista -TRABAJADOR-, y que tengan un final feliz -TRABAJAR-.
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