El Archipiélago Canario alberga una de las muestras más singulares de la biodiversidad mundial, pudiendo decirse que casi el 30% de las plantas y animales terrestres que habitan las Islas son endémicos, es decir, que sólo viven en este pequeño rincón del planeta. Además, se han contabilizado hasta 25 tipos de hábitats diferentes, entre los que destacan los sistemas forestales, formados fundamentalmente por el pinar canario, en donde predomina el pino canario, la laurisilva o monteverde, compuesta fundamentalmente por árboles y arbustos de hoja perennne lauriforme, y el bosque termófilo, con sus características formaciones de dragos, sabinas y palmeras. Todos estos ecosistemas forestales albergan numerosas especies endémicas tanto de invertebrados como de vertebrados, así como especies vegetales únicas en el mundo.
Estas masas forestales juegan un importante papel en las Islas, no sólo como soporte vital para la infinidad de especies animales y vegetales que conviven en ellas, sino además, por las diversas funciones ecológicas que realizan, ya sea como sistemas de prevención de la erosión de los suelos, actuando como sumideros de CO2 en la lucha contra el cambio climático o como reguladores de los balances hídricos, al reducir las escorrentías y servir de pantalla para la captación de las precipitaciones de las nieblas y las brumas. Pero además, los bosques constituyen importantes lugares para el esparcimiento y el recreo, ya que despiertan fuertes sentimientos de unión con la Tierra y producen intensas sensaciones de paz y armonía.
Durante los últimos días del mes de julio y primeros del mes de agosto del presente año, las islas de Gran Canaria, La Gomera y Tenerife, se vieron afectadas simultáneamente por diversos incendios forestales, cuya incidencia se dejó sentir con especial virulencia en espacios forestales, zonas agrícolas, e incluso en algunos núcleos habitados de dichas islas.
El trágico balance de estos incendios se cifra en una superficie quemada de 37.832 hectáreas, de las que casi el 60% se corresponde con superficie arbolada. Puede decirse que el 24,5% de la superficie forestal arbolada de las tres islas se vio afectada por esta catástrofe.
Con la pérdida de la masa boscosa por causa de los incendios, se producen una serie de efectos indeseables, entre los que cabe destacar los siguientes:
- 1. Pérdida intrínseca del valor ecológico del sistema forestal.
- 2. Eliminación de la función protectora de los suelos por parte de la vegetación.
- 3. Aceleración de los procesos erosivos, especialmente en lugares con fuertes pendientes.
- 4. Reducción de la infiltración y aumento de las escorrentías superficiales.
- 5. Disminución de las precipitaciones originadas por la condensación de la humedad de las nieblas y brumas sobre la vegetación.
Además, la mayor parte de las superficies quemadas en Canarias por estos incendios se encuentran integradas dentro de la Red Natura 2000, coincidiendo, por tanto, con diversas áreas de distribución de especies amenazadas.
El Gobierno de Canarias, a través de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación Territorial, puso en marcha inmediatamente un plan de choque para paliar los efectos de estos incendios, actuando directamente en las zonas quemadas a través de la empresa pública GESPLAN, S. A. U. y estableciendo Convenios de colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente y con los Cabildos de las islas afectadas. A través de estos Convenios se está llevando a cabo la recuperación y regeneración ambiental de los espacios de la Red Natura 2000, la restauración de la superficie forestal afectada, la lucha contra la erosión y las actuaciones necesarias para la prevención y extinción de incendios.
Así mismo, a través del Servicio Canario de Empleo, el Gobierno de Canarias estableció un plan de ayudas consistente en la convocatoria de subvenciones a las Corporaciones Locales y personas afectadas, para proceder a la corrección y reducción de los efectos de la erosión, la restauración de los servicios municipales y ambientales, y el saneamiento de las áreas de cultivo y actividades pecuarias.
El sistema forestal canario constituye una valiosa joya de la biodiversidad de las Islas. Pero además, nos ofrece rincones únicos en los que poder sentir la naturaleza, santuarios para la recuperación de especies amenazadas, ámbitos para un desarrollo rural armónico y servicios ecológicos gratuitos como la recarga de los acuíferos. Su conservación forma parte de un pacto vital con la naturaleza. Un pacto que no debemos romper, pues representa nuestra mejor garantía de futuro.