En una época en la que si no estás detrás de un volante o dándole patadas a un balón parece que no existes, hay que hacer un esfuerzo doble para contestar a esta pregunta.
Lo primero que me viene a la cabeza responder es el tan socorrido “porque me gusta”, es la misma frase que le digo a mi madre cuando pone de comida pescado, y lo mismo que le dice mi padre cuando le toca barrer, socorrido si, pero falso.
También podemos decir que “lo pasamos bien en los entrenamientos”, aunque pensándolo bien, tener el corazón a 180 pulsaciones por minuto no es la mejor forma de divertirnos.
Quizás la respuesta más popular nos pueda servir, “es el deporte más completo”. Eso es cierto, pero curiosamente esta afirmación siempre la hacen aquellos individuos cuyo músculo más desarrollado que tienen es el que les permite cambiar de canal.
También nos queda la “satisfacción personal”, te pasas el año entero entrenando para lograr una marca y en la mayor parte de los casos la consigues, sí, pero la semana después de la competición.
Cuando le haces esta pregunta a un periodista casi siempre te contesta: “Me encanta, es tan plástico”. ¿Quién o que es de plástico, los nadadores o el poyete?, o quizás en la jerga periodística plástico significa no nos interesa aunque es muy bonito.
De todas las respuestas posibles, mi favorita es la que dan los padres, “mejor que estén en la piscina que drogándose en el parque”. Las drogas son lo peor que hay pero me niego a pensar que las piscinas son centros de desintoxicación, y yo los únicos camellos que he visto en el parque son los de la cabalgata de Reyes.
No puedo terminar sin comentar el punto de vista de un político. Ellos ensalzarían los “valores humanos” de un deporte que no da medallas y que sólo da gastos, o sea, que no es rentable políticamente. Paradójicamente son muy parecidos, ellos se ponen las medallas a costa de nuestros gastos.
La contestación a esta pregunta está en cada uno de vosotros, nadadores, las cuestiones complejas de solucionar son aquellas que se responden con el corazón, porque la cabeza razona, pero el corazón sólo late.
Yo sólo os puedo decir que llevo dos semanas sin nadar y ya lo echo de menos.