Tenerife, el Cabildo reúne a 110 mayores en un programa de Ansina sobre hábitos de vida saludable

Los participantes disfrutaron de una jornada de deporte y diversión en la playa de Las Teresitas, en Santa Cruz

Un total de 110 personas mayores de Santa Cruz de Tenerife y Los Realejos disfrutaron de una jornada de deporte y diversión en la playa de Las Teresitas (Santa Cruz) en el marco del proyecto ‘Vive sano: por la promoción de hábitos de vida saludable’, organizado por el Programa de Dinamización e Intervención Social Ansina, del Área de Acción Social del Cabildo Insular.Ansina-LasTeresitas2014

Esta actividad, integrada en el proyecto Ansina y Salud, tiene por objeto sensibilizar a las personas mayores sobre la importancia de incorporar hábitos que permitan mejorar el bienestar personal y la calidad de vida, mediante pautas y estrategias para el autocuidado en áreas de alimentación y ejercicio físico principalmente. También, por el carácter grupal de esta actividad, se potencia el encuentro de personas mayores, incidiendo así en la importancia de las relaciones sociales.

El objetivo general del Programa Ansina es mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Así, se marca como objetivos específicos garantizar el protagonismo y la participación activa de este colectivo en la sociedad y dinamizar las asociaciones y centros a través de actuaciones y talleres socioculturales. También fomenta su participación en actuaciones de prevención y promoción de la salud y potencia los encuentros y convivencias.

En la actualidad, el Programa Ansina interviene en 215 centros y asociaciones de de los 31 municipios de la Isla. El equipo humano está integrado por 46 personas, quienes desarrollan los tres grandes proyectos: Dinamización Sociocultural, Ansina y Salud y Ansina Solidaria.

10 COMENTARIOS

  1. Soy Isidro Jesús Cedrés González; el próximo día 15 de octubre cumpliré (si llego) 83 años; tengo muy buena salud; no padezco enfermedad alguna; como medicación tomo un encorcor – cor 2´5, cada día, más un adiro 1oo mg. ; no soy corredor pero camino; ni comedor, pero como de todo, sin abusar de nada; me cuido sin privarme de «casi» nada y podría ser útil para explicar como llegar a viejo con poco esfuerzo.
    He oído mucho de «Ansina», pero no he participado en nada, y me gustaría ser útil escribiendo, comentando, contando historias de una vida, la mía… hábitos, trabajos y algo más que se nos ocurra; primero me gustaría que me abrieran una puerta, luego, ya tocaré en otras.
    De profesión fui Practicante en Medicina y Cirugía menor. Ejercí hasta los años 90. Me firmo Jecego, de: Je de Jesús; ce, de Cedrés, y go, de González.
    Espero una señal. Gracias y un abrazo para todos.
    PD; Si un día un amigo se aburre, búscale entretenimiento en Google «Jecego».
    Isidro Jesús Cedrés González.

  2. Isidro Jesús Cedrés González
    31 min · Editado ·
    Un anciano.
    Sábado 24 de Enero del 15.
    Un anciano. Sentado a la orilla del camino,
    estaba viendo pasar su tiempo;
    de pronto, se paró el viento y le dijo:
    ¿qué haces ahí solo, amigo.?,
    ¿pensando?
    ¿o contando los hilos del tiempo
    que al pasar va dejando en el aire
    fibras de recuerdos que aún no se han ido?.
    Y el anciano respondió:
    creo que hago de todo un poco;
    descanso del camino,
    pienso en lo que he caminado,
    recuerdo lo que he vivido
    y vivo lo que estoy viviendo.
    El viento le escuchó atentamente,
    le miró, pensó y dijo: sabiduría, me quedo;
    amigo, creo que haces bien,
    déjame sentar contigo; así dejaremos de estar solos,
    el anciano y el viento se hicieron amigos
    y pasaron juntos el resto de sus tiempos.

    Jecego.

  3. No dejes que nada te suplante.
    No dejes que un espejo hable por ti,
    no dejes que un cuento te represente,
    no permitas que el silencio sea tu voz
    y haz que tu presencia sea tu presente.
    No te asombres de nada que no veas,
    trae ante tus ojos la presencia entera;
    cuando juzgas un momento aislado, queda,
    la duda de lo cierto o una mentira a medias.
    Dibuja tu nombre sobre tu conciencia
    donde la verdad sea tu esencia plena,
    imagen concreta de una verdad dormida
    señal inequívoca de tu presencia misma.
    Sé poesía tu mismo/a, siendo pura esencia,
    no valen sombras ni espejos, ni memoria,
    sé conciencia pura de un momento
    que es la verdadera imagen que nos queda.
    Jecego.

  4. Isidro Jesús Cedrés González
    8 horas • Editado •
    La noche se hizo día en una lágrima.
    Domingo 25 de enero del 15.
    La noche se hizo día
    en el fulgor de sus lágrimas;
    el agua se hizo nube
    el silencio palabra,
    la palabra viento
    y el viento magia,
    y la magia música
    de colores que cantan;
    Se posa en el horizonte
    donde el sol la viste y levanta,
    se hacen vivos sus colores
    que recogen de nuevo y bailan;
    al son de los tambores
    de las olas en la playa;
    las arenas se encariñan
    con el silencio y las palabras,
    hasta que llega de nuevo la noche
    y todos juntos bailan….
    De nuevo la aurora retorna
    a sus hábitos de siempre y baila,
    disfrazada de nube, pinta de rojo su cara,
    y en el lugar de siempre,
    se asoma al mundo; despierta,
    baila y canta cada mañana.
    Jecego.

  5. Yo no sé si esto es pecado.
    26 de febrero del 15.

    Tus ojos son la luz de los míos,
    tus noches se iluminan con mi sol,
    y tu boca, es el pozo de mis sueños
    donde guardo tus aromas con tus besos.

    Mi corazón late escuchando los latidos
    del tuyo fundido en el mío;
    en ese abrazo que una vez nos dimos
    y del que nunca nos hemos separado.

    En las noches silentes y largas;
    es tu boca el pozo de mis besos,
    tus besos el aire que respiro,
    tus labios la miel que me alimenta
    y mi cielo la redondez de tus nalgas.

    Jecego

  6. La luz de su conciencia.
    La luz de su conciencia.

    Oscuridad y silencio fueran la misma cosa si no fuera que la luz de su conciencia habla por las dos.

    Una palabra miraba a un objeto
    que se había perdido en el tiempo;
    y meditaba la palabra sobre aquello
    que se había perdido en el pensamiento
    y llamó memoria, recuerdo;

    se iluminó el día y supo que era la noche
    la que se había perdido lejos del sol;
    se alegró el día, le puso nombre, diosa luz,
    que rompió el enigma que se cernía en la oscuridad
    y grabó en su conciencia como memoria.

    Memoria, pensamiento, conciencia, tiempo,
    palabras que hablan del tiempo del hombre
    mientras la luz es la fuente de su vida;
    luego, la palabra posesiva, se convierte en pasiva
    y duerme en la oscuridad de su silencio.

    Jecego.
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    Publicado por: Isidro Jesus Cedres El 2/21/2015 10:22:00 a. m.
    2 comentarios:
    No dejes que el silencio hable por ti.
    No dejes que el silencio hable por ti

    No dejes que un espejo hable por ti,
    no dejes que un cuento te represente,
    no permitas que el silencio sea tu voz
    y haz que tu presencia sea tu presente.

    No te asombres de nada que no veas,
    trae ante tus ojos la presencia entera;
    cuando juzgas un momento aislado, queda,
    la duda de lo cierto o una mentira a medias.

    Dibuja tu nombre sobre tu conciencia
    donde la verdad sea tu esencia plena,
    imagen concreta de una verdad dormida
    señal inequívoca de tu presencia misma.

    Sé poesía tu mismo/a, siendo pura esencia,
    no valen sombras ni espejos, ni memoria,
    sé conciencia pura de un momento
    que es la verdadera imagen que nos queda.

    Jecego.

  7. Más allá de mi mundo hay una playa.
    Miércoles 18 de febrero del 15.

    Me he enamorado de tus palabras
    y voy a buscarlas al sol de tu mirada;
    me visto de luz para romper mi noche
    y buscarte más allá de mi cuerpo perdido
    desde la orilla de mi playa, para hablarte.

    Elevo mi vela mayor y rompo las olas,
    vuelo más que navego buscándote;
    mi barca surca el océano y se eleva
    sobre las olas mas altas de la mar brava
    llenando de sentido mi camino; mi esperanza..

    Las olas ya no se enfrentan a mi barca
    ahora bailando a mis bandas, me acompañan,
    hasta donde está mi sueño varado esperándome;

    para sanar el dolor de mi naufragio con sus labios
    modulando las palabras que busco en su charla,
    al sol solitario de mi playa, su playa, nuestra playa…

    Jecego.

  8. Los árboles hablan, escuchalos.

    Tengo en las Dehesas un trozo de tierra con parras y árboles; las parras son blancas y negras, y los árboles: castaños, peras, manzanos, ciruelos, membrillos, y duraznos; los ciruelos son: blancos y negros; canarios, japoneses y mixtos.
    En la primavera y verano, siempre que los visito se alegran; yo toco sus ramas para comprobar su salud, y ellos se mueven de alegría regalándome sus aromas, sus bailes y su felicidad con el movimiento de sus hojas, poniendo muy cerca de mis ojos, sus flores… y los pájaros cantan pregonando su contento revoloteando en sus ramas.
    Pero este mes de Marzo, cuando subí a verlos, estaban blancos, tiritando de frío, sus flores habían caído muertas a sus plantas, y sus hojas heladas lloraban lagrimas enormes que salían de las heridas que les había producido el desconsiderado hielo acumulado en sus ramas; las huertas parecían habitaciones de un hospital de una raza diferente a la humana, pero que se siente herida y entristece cuando la naturaleza, su madre, le falla.
    También se me parecía algo a un cementerio, donde los cipreses elevan al cielo sus ramas suplicando paz para las almas de sus vecinos, que descansan a sus plantas.
    En un estado de angustia manifiesta por ver como mis arboles luchaban; y con que entereza soportaban la crudeza del tiempo; con la cabeza baja por el peso del dolor, baje hasta la parte más baja donde tengo los castaños; allí se complicaron las cosas; tengo un castaño más que centenario, una de sus enormes ramas, yacía en el suelo besando la tierra que le había criado, hasta que un poderoso viento le arranco de los brazos de su madre; el pobre se lamentaba de su mala suerte por tener que abandonar a quien le había dado la vida, su madre, y por no poder ofrecer su fruto, cosa que había hecho por más de un siglo.
    Quieto, inmóvil, sin hojas, sin nada, se quejaba de su mala suerte; hasta hace unos días miraba a la tierra desde las alturas, y ahora tristemente, la usaba como cama. Todo un desafío a la tierra; ayer vivía de ella, y ahora se suma, para alimentar a su madre y hermanos que aún están abrazados a ella.
    La Naturaleza no quita nada, cambia, pero siempre hay algo en si misma, que compensa.
    Me abrazo a esa madre, porque se, que con mi muerte, alguien se beneficiará, y yo no nací para perdurar, sino para conocerla……
    Jecego.

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